Su coño chorrea tal una opacidad. Rebote proposiciones de extraños a manotazos y evito que ninguno se acerque a mi Ojitos Azules. Estoy a punto de correrme pero intento posponer ese momento lo más que puedo. La blancuzca iluminación hoy puebla la sala, iluminando los rincones, los surcos de todas las anatomías que el sudor proporciona un brillo exclusivo. No dejo de follármela, no menguo la ligereza sino que la aumento. Siento mis testículos enrocarse y florecer de ellos una fuerza que recorre el interior de mi bajo barriga y se precipita a mi gallina. , pero precedentemente, El exaltación febril, se mantiene unos segundos, haciéndome estremecer. Las paredes comienzan a vibrar, el suelo tiembla, un estrépito lejano comienza a ser más escuchable hasta hacerse atronado
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